Empujado por la emoción de mis dos socios, irritados y molestos (les doy toda la razón), con el comportamiento sorpresivo de un aliado con quien se pensó desarrollar un proyecto maravilloso de impacto social. Nuestro grupo pensó una solución innovadora y plasmo el concepto en un documento para que el aliado hiciera la gestión operativa de motivar a los potenciales beneficiarios del proyecto. Cada uno haciendo lo suyo, capitalizando fortalezas.
En estos momentos, hace parte del pasado esta nueva experiencia. Una nueva lección para aprender que al final me dice que por más documentos de confidencialidad que se firmen, cartas de intención entre otras, la ambición, la codicia y sobre todo la incompetencia gerencial (no tener la mente clara para precisar el mediano y menos el largo plazo lo que una relación de negocios pueda representar) terminan legislando las decisiones de muchas personas. Este fue el caso que nos ocurrió.
No queda mas que entrar en la disputa jurídica para dejar un precedente en estos tipo de comportamientos de empresarios con falta de ética.
Queda una marca más en las experiencias de vida y profesional. Que desastre tropezar con empresarios que les falta ética. En este caso particular, el aliado empresario aparentemente serio, salió haciendo esa típica salida de personas con visión corta, creer que el tema es de instrumentos (software) y no de conocimiento. Eso ya es conocido, si el tema es solo de instrumento en el mercado se consigue de todo. El fondo, la esencia del asunto, está en el conocimiento que se tiene para hacer los proyectos viables, innovadores, factibles y sustentables. Estos “vivos bobos” toman la idea (lo que ellos bien creen entender) y buscan quien se las desarrolle a un mejor precio. Por un lado digo para mis adentros qué bueno que nos haya pasado esto en estos momentos y no después pero por otro lado me deja ese sinsabor de como hacer para impactar la ética en los negocios ¿