lunes, 2 de noviembre de 2009

La incoherencia entre las acciones y el discurso de las buenas prácticas globales..

Hace poco tuve una reunión de trabajo que buscaba entregar como resultado una solución a un proyecto de Inteligencia de Negocios. Ese proyecto requería de profesionales expertos en cierto "sabor" tecnológico. Y después de varias vueltas se llego a una empresa especializada en el tema. Una empresa que ha hecho un gran esfuerzo en inversión y en tiempo en sacar adelante varios de los certificados reconocidos por el mercado. Lo mejor aun, con un discurso de total convencimiento de las llamadas mejores prácticas globales. Mientras se hacia el barrido del estado actual de avance del proyecto, estos expertos fueron entendiendo con facilidad el resultado a lograr. Es cierto que la explicación fue bien detallada y clara que facilitaba el entendimiento. Igualmente, no falto, que hicieran algunas anotaciones frente a las llamadas buenas prácticas temas no cubiertos por el proyecto. Debo reconocer que el discurso de los certificados y de las buenas prácticas se está "comoditizando" por fortuna. Muchas empresas se están pareciendo entre ellas frente a estos referentes. Es fácil entender este fenómeno.


Una vez terminada la reunión la empresa se comprometió a cotizar sus servicios al otro día. Pasados cinco días sin recibir la oferta los llamé y muy apenados quedaron en responder ese mismo día. Han pasado más de 15 días y aun no llego nada. Este es uno de los tantos ejemplos de las incoherencias entre el discurso y la realidad. Ojala este grupo aprenda una lección después de esta experiencia tan desafortunada. Así como este caso abundan. Una vez más, no tengo nada contra esos discursos y esas líneas de acción. Cada uno es libre de escoger su ruta. Pero insisto en la importancia de hacer las cosas bien. De entregar los resultados de acuerdo a los compromisos. De rescatar la confianza como un valor clave para la sanidad de todos los que giramos alrededor de esta maravillosa industria.

Muchos siguen confundiendo los fines y los medios. La verdad, no más recetas!. Se tienen en abundancia y pueden ser fácilmente consultadas en Internet o pagar unos buenos pesos por obtener un certificado. Ojala no olvidemos eso, que al final es un certificado. La actitud profesional, el respaldo a la palabra y hacer que cada cliente quede contento son los temas de fondo.

Por otro lado veo con agrado cada vez más emprendedores que hablan de su propia receta, de su adaptación metodológica permeada por sus experiencias. Veo una gran oportunidad para aquellos que mantienen su apuesta basada en la innovación e inspiración y sobre todo convencidos de sus propias recetas.


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